Un año después de la entrada en vigor de la ley catalana del alquiler que limita los precios del alquiler, los datos muestran que la medida ha tenido dos consecuencias principales: 1.- un impacto casi nulo en las bajadas de precio, que se ha reducido de forma similar en los grandes mercados pero 2.- ha provocado una relevante reducción de la oferta, según datos de idealista, el marketplace inmobiliario líder en el sur de Europa.

La ley no ha impactado en los precios, que se reducen de forma similar a los de Madrid
Barcelona ha registrado durante el año en el que se ha implantado el control de precios una reducción en sus rentas del 8,2%, una caída inferior a la registrada por Madrid (-9,3%), donde los precios son libremente pactados entre las partes, según las estadísticas publicadas por idealista.
Al ampliar el rango temporal a dos años, se comprueba que Barcelona ha mantenido la tendencia bajista iniciada en 2019, que se aceleró durante 2020, al marcar un descenso en los precios del 12%. En Madrid, en cambio, el descenso se ha producido principalmente en el último año ya que la bajada registrada en los últimos 24 meses es de solo el 9,9%, lo que pone el foco de la caída en la enorme sobreoferta registrada.
En otros mercados también muy dinámicos pero no tan tensionados como los de Madrid y Barcelona los precios han registrado caídas más suaves: -5% en Palma y -1,7% en Sevilla.
Una parte relevante de la oferta se ha evaporado en apenas un año
Sin embargo, al fijarnos en el stock, la situación de la capital catalana no está en línea con el resto de grandes mercados y el ritmo al que se reduce la oferta disponible es significativamente más elevado: El número de viviendas que se ofertan en idealista en alquiler en la ciudad de Barcelona a comienzos de septiembre (alrededor de 10.900) se ha reducido un 42% frente al parque disponible un año antes, cuando el producto disponible se duplicó a causa del confinamiento que provocó que el mercado estuviera varios meses cerrado.
Al realizar esta comparativa frente a los datos de la primera semana de septiembre de 2019, el stock disponible actualmente es solo un 13% superior que el de entonces.
Las viviendas en alquiler disponibles se han reducido en los últimos meses en todos los grandes mercados, pero en ningún sitio esa reducción ha alcanzado los niveles de la capital catalana. En la ciudad de Madrid, cuyo mercado es el que más similitudes tiene con el barcelonés y que también duplicó su oferta en 2020, el stock actual es un 22% más bajo que hace un año, pero todavía es un 62% más elevado que al cierre del verano de 2019.
En este sentido, Palma de Mallorca cuenta con un 14% menos oferta que hace un año pero un 64% más que en 2019; y Sevilla cuenta con un 25% menos de alquileres disponibles, pero un 59% más que hace 2 años.
Con unos precios todavía con margen para la subida, el principal problema con el que se enfrenta en la actualidad el mercado de alquiler  catalán, especialmente el barcelonés, es la dramática reducción del parque disponible. La reducción de la oferta en Barcelona ha provocado que la presión de la demanda se esté disparando que cada vez sea más complicado alquilar una vivienda para una familia. En septiembre de 2020 el índice de demanda relativa (que elabora idealista midiendo el número de contactos que recibe de media cada anuncio de alquiler) se situaba en 1,7, mientras que durante la misma semana de 2021 superó la barrera del 4, llegando hasta los 4,8. Este dato es el más alto de la serie histórica realizada por idealista en la ciudad.
Para Francisco Iñareta, portavoz de idealista, “los datos son tozudos: la ley catalana de control del precio del alquiler no ha funcionado como se esperaba. Por un lado, los precios han caído pero como en otros mercados. Por otro, los futuros inquilinos tienen ahora un mercado mucho más reducido lo que dificultará aún más el acceso a una vivienda en alquiler. La manera de garantizar alquiler asequible es ampliando el parque de viviendas, como se vio en la primavera y el verano de 2020, cuando la oferta creció de tal forma que impactó de forma inmediata en los precios de las grandes ciudades, que cayeron con fuerza”.